viernes, 26 de junio de 2015

Escapando



  A mis cuarenta y dos años puedo presumir de haber escapado de casi todo, de la enfermedad, de la parálisis, de la muerte de los abusos colegiales, de otro tipo de abusos, de una o dos  mujeres locas de la mili,  de la prestación social sustitutoria y del matrimonio.

   Pero no se puede escapar de uno mismo y fingir que no te has visto como cuando te cruzas con un viejo conocido en unas escaleras mecánicas.

    Las otras dos cosas de las que uno no puede escapar son, la estupidez humana propia  y o ajena y por fortuna de la propia muerte con su descanso eterno.

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