domingo, 17 de enero de 2016

Murmullo

 

    Me concentro en las voces que sobresalen del barullo y que vuelven a caer en él como saltan en el río a veces las truchas, volviendo a caer en él tras haber atrapado una mosca o una libélula.

    Me siento como el pescador que lanza el anzuelo una y otra vez y rescato del aire fragmentos inconexos de conversaciones intranscendentes y carentes de todo interés para mí.


    Lo interesante es el río, el murmullo. Cierro los ojos y escucho la telaraña de sonidos que me transporta al gran patio del colegio de mi infancia, cuando me resguardaba, sentado en el suelo,  en las partes soleadas de los edificios, lejos del campo de juegos y percibía el amoroso arrullo que surgía de todos aquellos juegos, de las intensas emociones a flor de piel, de las peleas y de toda aquella euforia de desahogo y de violencia infantil.

 

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