viernes, 5 de febrero de 2016

Sillas de ruedas y ancianos.



   Un bar grande con pasillos amplios entre las mesas, una entrada franca con una suave pendiente, sillas de ruedas en proporción mayor, como es lógico, que en otros bares.

   Estoy en un barrio envejecido, eso también cuenta, también hay gente mayor en mayor proporción que en otros cafés.

   Yo siempre he defendido, para gran regocijo de mis amigos, que soy un anciano desde los ocho años, lo que no deja de tener sus ventajas, puesto que a la vez que van pasando los años mi cuerpo se va adaptando a mi mente, resultando todo cada día un poco más natural.


    Los ancianos acabamos juntándonos en los mismos sitios a hacer lo que hacemos los ancianos en la vida.

     Cuando nos damos cuenta de que somos ancianos y nos entra esa pequeña sapiencia que da la vejez, nos damos cuenta de lo que es la vida, para que estamos en ella y así nos dedicamos a hacer sólo lo verdaderamente importante que no es otra cosa que "Estarnos"

     Pd. En la foto yo, con ocho años, ya disfrutando de mi ambiente.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario