Cuando empezaba a salir con Anabel me puse enfermo y ella se ofreció a llevarme al médico en su coche, un Peugeot 205 rojo de segunda mano. Me recogió en la Plaza de España, entré en el coche, estaba muy guapa, llevaba unos vaqueros gastados y un jersey rojo que le sentaba de maravilla. Aparcamos y subimos a la consulta del doctor X.
Lo primero que
llamaba la atención era que tenía muchas fotos suyas bailando el tango con su
mujer. Tenía bigote —el médico— y estaba contento. Me auscultó, me metió
el palo de madera en la boca y me hizo decir “aaaaa”. Luego me dijo:
—Tienes anginas— y girándose hacia Anabel le dijo:
—Tienes anginas— y girándose hacia Anabel le dijo:
—Es que es de mala calidad.
A lo que yo
contesté todavía con el palo en la boca
—Hubieda preferido que lo descubriera ella pod sí mipma poco a poco.
—Hubieda preferido que lo descubriera ella pod sí mipma poco a poco.
—Bueno—,
dijo él, —así son las pruebas de fuego,
chaval.
Nos fuimos de allí y al salir, el
doctor le insistió a Anabel:
—Es que es de mala calidad.
Llevo ya más
de diez años con Anabel y desde luego no puede decir que no se lo advirtieron
(dos veces).
Quique me gustaría seguir tu blog.
ResponderEliminarSoy Isabel Lardiés y, no lo voy a disimular, he encontrado tu página de fb, curioseando.....
Encantado Isabel me alegro mucho, te he enviado una solicitud de amistad al fb así si quieres nos seguimos mutuamente. Un saludo
ResponderEliminar