Cuando has sido maltratado sientes que el amor nunca es suficiente, nunca llega a compensar lo ocurrido.
Es como si te hubieran dado de pequeño una dosis de crack de o de L.S.D. con su mal viaje incluido, una droga con todo su placer y con toda su violencia añadidas, imposible de digerir y de aceptar y ahora te dieran amor, una tarta dulce, dulcísima, pero que no puede competir con la herida, con ese sentimiento tan angustiósamente duro, complejo y desgarrador que se aferra a tu cerebro y a tu pecho y no te deja sentir lo bueno de la vida. al menos igual que a los demás.
Eso es lo peor que le hace un maltratador a sus víctimas y digo víctimas en plural porque un maltratador lo es siempre y siempre aprovecha su oportunidad de herir en la medida que cada entorno se lo permita y nunca cambia, pues esa es su miserable naturaleza.
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