lunes, 23 de mayo de 2016

La broma

   Unos chicos ya mayores de unos veinte o veinticinco años, que salían con las chicas que nos cuidaban, a la gran cantidad de niños que en verano nos juntabamos en aquella casa, me cogieron en plena calle uno por las piernas y otro por los pies y comenzaron a balancearme, cada vez con más fuerza, era de noche . No contentos con asustarme empezaron a contar " a la de una, a la de dos, y a la de tres" y me lanzaron contra un montón de arena de obra que había a unos metros de allí. Me soltaron como si fuera un saco, como si fuera un objeto, algo sin valor, ni animal ni humano

   Me levanté del suelo como pude mientras las chicas me ayudaban a quitarme la tierra del cuerpo. Tenía sangre en la boca, tierra en los dientes y el cuerpo lleno de magulladuras provocadas por el tremendo golpe.

   Una de las chicas me acompañó al baño. Mientras me lavaba yo tenía en el cuerpo el sabor amargo de la crueldad que demasiadas veces ejercen los adultos contra los niños.

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