Lo primero que me viene a la mente es la hierba. Que imagen tan potente
tan simple, tan manida.
Siempre hay un jardín, un parque, una plaza donde a uno le colocan por
primera vez en contacto directo con el planeta.
Rivaliza la hierba con la arena, con el mar. También allí ese primer contacto
con La Tierra se puede dar.
Toda esta idea de la naturaleza es también, como todo, engañosa pues de
pequeño podemos no darnos cuenta, o no recordarlo de mayores, pero al cabo de un
rato, más bien corto el césped, la arena, o el agua del mar, comienzan a
molestarnos y así nos damos cuenta de la incomodidad, de nuestro propio cuerpo, en el mundo y de la del propio mundo.
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