sábado, 29 de octubre de 2016

A casa

 

   Sólo me ves cuando brillo y aun así te sigue costando un esfuerzo, tanto, que te agotas, tanto. que te vas.

  Vuelvo entonces a quedarme solo al borde del abismo, lo miro, hacia abajo.

   Distraigo mis ojos del fondo, que me llama apasionada y amorosamente, con un libro, o escribiendo

  ¡Que pobres armas para defenderse de tan fuerte llamada!

   Por ahora logro resistirme mirando otros peligros menores,

   Sólo Dios, si es que existe, sabe porqué cada día vuelvo de nuevo a casa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario