Siempre he relacionado el tiempo con el aire, algo que no se ve pero que existe y que genera un ritmo en la respiración, en los pulmones.
Medir es comparar. Tantas respiraciones, tantos latidos, tantos pasos, pies, codos, palmos, tantas varas, tantas lunas o estaciones, cuando seas mayor, cuando seas más viejo.
Envuelto en los rosados y esponjosos pulmones el corazón envía la sangre oxigenada a las células, se enciende la maquina de la poesía del tiempo y del espacio: el cuerpo humano.
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