martes, 14 de febrero de 2017
A media altura
Comienza el día y con él una nueva peregrinación hacia el refugio que es la noche, un eterno huir de la luz y de uno mismo a través de las imágenes contenidas en los libros, en la música, en los cuadros.
La vida se produce más o menos siempre a media altura, pero entonces aparece alguien que se eleva o que baja a lo profundo, se sale de lo corriente y le seguimos como si subir o bajar unos cuantos pisos fuera garantía de algo, y lo es, de hecho.
En esos pequeños viajes a veces nos hacemos daño pero lo volvemos a intentar, sin elección, sin poder evitarlo, porque está en nuestro instinto y sabemos que esa es la parte de la vida que hace que esta merezca la pena, que merezca la alegría y la pena de ser vivida.
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