lunes, 6 de febrero de 2017

Conciencias



De la pared de un bar cuelgan pegadas con celo cientos de mensajes, aportaciones a un muro de futura nostalgia.

Mirándolas siento que la vida se me cae encima.

Todos esos momentos allí congelados se multiplican en mi cabeza por cien, por mil, por millones de momentos ya vividos.

Salgo a la calle buscando aire frío y mis ojos se centran en todas esas cabezas que se mueven ante mi.

Me siento de nuevo aplastado por todas esas mentes que nos rodean, su actividad inabarcable que me recuerda que no soy nada, apenas una entre todos los que viven y entre todos los que vivieron.

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