viernes, 21 de julio de 2017

Verdad, belleza y meditación musical.

Casi todos los día encuentro la evasión de mi mismo, casi siempre en el arte.

Todo el mundo debería tener su método par darse un descanso, un descanso que sea, además, creativo. En mi caso es a menudo la música o la lectura, cada cual que busque sus drogas.

 Así me ocurre a mi a veces cuando tengo suerte:

Bach, por ejemplo, con su música, me despeja el consciente como lo hace el viento con las hojas de la calle.  Entonces dejo de pensar un momento, un solo momento mágico entre pensamiento y pensamiento, en el que rápidamente afloran, desde el inconsciente, las ideas en las que el cerebro ha estado trabajado medio a oscuras.

Allí están, desde siempre esperando la verdad y la belleza.



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