domingo, 21 de enero de 2018

la consciencia

Un tipo de unos cincuenta y tantos años se sienta a mi lado en un banco del paseo marítimo. Lo hace como si no hubiera más bancos libres, dándome además la espalda. Lleva pantalones de pana, un forro polar,  zapatos baratos (debo indicar que estamos en invierno) y el pelo largo y teñido. Sostiene en su mano derecha una lata de cerveza.

Al momento, la chica que hace un rato paseaba con su perro por la playa hacia el norte, vuelve persiguiendo a su mascota para ponerle la correa.  Me doy cuenta de que el hombre de la lata de cerveza ha desaparecido por completo de mi mente durante unos segundos, a pesar de seguir a mi lado.

Esta es la consciencia de la que tanto presumimos los humanos


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